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La ocupación de George Clifford, Conde de Cumberland, 1598

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13 de junio a 14 de agosto de 1598

 

        ¡Puerto Rico se había perdido al inglés! Esta fue la noticia que escribió el 11 de agosto de 1598 el gobernador de Cartagena a la Corona, y que resonó por todo el Imperio. Pasaba los datos recibidos en una carta del de Jamaica, informándole que a su puerto habían entrado tres navíos ingleses llevando al gobernador de Puerto Rico y a otras 300 personas, soldados, vecinos y mujeres. [i] El gobernador de Cuba también pasó la noticia recibida: Cumberland se había acabado de señorear de todo. [ii] Era la primera vez que el enemigo inglés logró tomar y retener la Isla, aunque temporalmente, y lo hizo el Conde de Cumberland. Los testimonios de diferentes personas, dentro y fuera de la Isla, nos permiten un cuadro más completo de lo que realmente sucedió, y hasta de las posibles razones por las cuales el Conde abandonó la colonia recién tomada para Inglaterra.

        ¿Cómo sucedió que Puerto Rico cayera en manos del inglés? Tenemos acceso a varios relatos: el de Francisco Delgado, que había sido sargento mayor y teniente de gobernador, fechado 27 de julio en Jamaica; [iii] el de García de Valdés, un soldado español tomado en el Cabo de San Vicente, que obtuvo inteligencia enemiga de un inglés católico llamado Thomas, que había sido soldado aventajado en las galeras de España, y ofrece el relato desde la perspectiva invasora; y el de un soldado criollo, Juan Pérez, que participó activamente en ataques tipo guerrilla a las fuerzas inglesas de ocupación, y presentó informaciones al año siguiente en las que contó con el propio Suárez Coronel como testigo. Además, en las informaciones que se generaron desde Jamaica a raíz de la pérdida, en las que Delgado fue testigo, se ofrecieron detalles adicionales sobre las estrategias defensivas españolas. [iv] Finalmente, un oidor de la Audiencia de Santo Domingo, el licenciado Alcázar de Villaseñor, se encontraba en la isla, y escribió un relato al rey. [v]


El 12 de abril de 1598 un patache que salía de Lisboa a Sanlúcar se encontró con una armada inglesa en el Cabo de San Vicente con 22 velas, compuesta por ocho navíos de 350 a 500 toneladas, y las demás de menor tonelaje, en dos escuadras. Fueron tomados por dos lanchas grandes de remos, y llevados a Cumberland, [vi] que decían haber salido de Plymouth el 6 de marzo. [vii] Después de pasar las islas Canarias, se creyó que los ingleses iban a Brasil. Sin embargo, se dirigían hacia la Dominica. [viii] Allí llegaron el primero de junio, [ix] y fueron provistos de agua y refresco por los indios, e hicieron bohíos para los enfermos. Pasaron a “las Vírgenes Gordas” [x] el 11 de junio, [xi] donde los ingleses hicieron alarde, y hallando 1,200 hombres de combate de mar, que eran 200 menos que los que habían salido de Inglaterra. Se dirigieron a Puerto Rico, un viaje que tomaba dos días. [xii]

            El lunes, 13 de junio, llegaron a Puerto Rico. La isla estaba gobernada en aquel momento por el capitán Antonio de Mosquera, quien a su llegada doce meses antes había encontrado la Isla azotada por una epidemia que había cobrado la vida de 200 personas; [xiii] vino acompañado por igual número de soldados. [xiv] Reconocido por la Corona como “tan buen soldado”, [xv] uno de los proyectos de Mosquera fue la creación de una cadena para cerrar la entrada del puerto. [xvi] Sin embargo, de haberla podido terminar – cosa que no hizo – de nada le hubiera servido, porque el enemigo no entró a isleta por la bahía, sino por el este.

            Los ingleses hicieron tierra en la playa de Cangrejos, a cuatro leguas de la ciudad; unas décadas antes, este punto había sido identificado como “la principal vela, y la más importante”. [xvii] El Conde y su almirante bajaron a tierra de su barco, el famoso Malice Scourge, [xviii] de donde tomaron, casi como obsequios de bienvenida, naranjas y limones que encontraron en la casa de un guardia que había salido a dar noticia de los ingleses. Cumberland a los barcos, dando orden de que todos bajaran a tierra a las 8 de la mañana, formando escuadras de mosqueteros, arcabuceros y piqueros. Tres negros de la tierra llegaron hasta ellos y les enseñaron el camino al puente, que alcanzaron al día siguiente. [xix] 

            El martes, 14 de junio, amaneció sobre la ciudad la armada enemiga con 22 velas y lanchas, que echaron en la playa de Cangrejos alrededor de 600 hombres con siete banderas. [xx] Marcharon hasta el puente de Aguilar, embistiéndole desde esa noche hasta el día siguiente. [xxi] Allí encontraron al capitán Bernabé de Sierralta, quien lo tenía a su cargo, que los resistió, mató 60 ingleses, y destruyó el puente. [xxii] El Conde, que iba en la delantera, recibió un disparo de mosquete que lo tiró al agua, “donde se mojó y no tuvo más daño, por ser buenas las armas y no estar hondo el río”. Lo sacaron del agua y lo retiraron al mar, donde se cambió de ropa y tomó refresco, volviendo a tierra armado. [xxiii] Un relato inglés confirma la solidez del puente y su fuerte como puntos defensivos: they marched down to the bridge, thinking to have entered there, but it was so strong of itself and so well defended by the enemy, that our men were enforced to retreat with the loss of some 20 persons and as many hurt at the least. [xxiv]

Entre tanto, los españoles destruyeron el puente para que el enemigo no pudiera pasar. [xxv] En la versión de Delgado, el Conde fue herido de un picazo después de haber clavado su daga en el puente, y fue sacado del agua por un indio Cabra de la India de Portugal antes de ahogarse [xxvi] (Por informaciones de 1601, el licenciado Antonio Robles fue quien curó a Cumberland de esta herida). [xxvii] 

            A pesar de la fuerte resistencia que encontró el enemigo en el puente de Aguilar, la actitud pusilánime del gobernador y las medidas que tomó según progresaba la situación fueron, como poco, pasivas, rozando en la traición. No escuchó las recomendaciones de los militares ni del Obispo. Como veremos, con la justificación de la superioridad numérica inglesa, [xxviii] no permitió acciones ofensivas cuando tuvo la oportunidad, sus instrucciones fueron retroceder y destruir la artillería para evitar que cayera en manos enemigas, y hasta tenía listo un barco para abandonar la isleta. Era como si fuese parte del esquema inglés, permitiéndole tomar con facilidad la ciudad.

Mosquera sustituyó a Sierralta por el exgobernador Menéndez de Valdés como cabo de la puente, quien se atrincheró y la defendió, [xxix] hasta que los ingleses se retiraron, habiendo herido o muerto en la refriega como a 24 españoles. [xxx] Menéndez de Valdés dejó encomendado el puente a dos soldados (Villaseñor reportó que dejó 16 soldados) y salió a caballo hacia la ciudad a pedir al gobernador que se personara en el lugar con la gente de guerra que tenía. Por su parte, el sargento mayor, Juan de Cubillas, llevó a sus hombres a defender la caleta del Boquerón. Mosquera habría respondido – según testimonios – que había “enviado la orden que se ha de tener”, por lo que se entendía que no reforzaría la defensa, y permitiría que el inglés pasase adelante. [xxxi] Una situación interna de las altas esferas administrativas isleñas pudo incidir en la descoordinación que caracterizó la defensa española. Cuando le tocó su juicio de residencia, Suárez Coronel declaró a Menéndez de Valdés y a Sierralta como sus enemigos capitales, lo que los imposibilitaba de ser testigos. ¿Pudieron dejar a un lado sus enemistades para hacer frente común a Cumberland?  [xxxii] 

Delgado fue inicialmente asignado a defender el reducto de Santa Elena, donde estuvo hasta el miércoles en la noche; luego luchó bajo la bandera del capitán Gaspar Troche. Según relató, abandonó el reducto porque el gobernador le ordenó a reventar la artillería o que la tirase al mar, y retirarse al Morro. [xxxiii]

Según Villaseñor, Menéndez se encontró con el gobernador, que iba a contratacar con 300 hombres al enemigo. Al enterarse que el inglés había tomado el boquerón y se había perdido el puente, Mosquera “vino a llorar en alto, diciendo que había perdido su honra, y se retiró al pueblo, y de allí a la ciudadela y Morro”. [xxxiv] 

El miércoles, 15 de junio, dejando 50 mosqueteros en el puente, Cumberland se retiró dos leguas atrás y se embarcó en lanchas, llevando la armada por la parte del “río” – que realmente sería la parte más llana que separa la caleta del boquerón y la isla grande, en lo que hoy conocemos como El Condado. Villaseñor relató que tras un periodo donde ambos bandos se tiraban mosquetazos, pero se hacían poco daños; los ingleses tenían las peñas por trinchera. [xxxv] Allí, el inglés hundió un navío, y atacó la trinchera que estaba en el boquerón con dos piezas de defensa; esta es la trinchera que había señalado Menéndez de Valdés años antes como medida de prevención contra desembarcos por este punto de la isleta. [xxxvi] El inglés mató tres hombres, incluyendo al artillero, y los demás se retiraron, abandonando la trinchera.

Sin resistencia española, echó su gente en tierra; no lo hubiera hecho de otra manera porque el paso era peligroso y montuoso, ideal para emboscadas. Villaseñor añade que la avanzada inglesa obligó a retirarse a Cubillas y a Troche, con los soldados y gente que defendían el paso del enemigo. Cumberland regresó al puente, donde hirió al capitán Sierralta – un balazo de mosquete en la pierna – [xxxvii] y ganó el fuerte, apoderándose de la artillería. [xxxviii] Según Delgado, el inglés metió un navío grande en el boquerón, que se anegó, y con esta artillería, atacó el reducto del boquerón, forzando a los españoles a huir. Salieron en lanchas alrededor de 180 hombres, y caminaron hasta el boquerón, apoderándose de él y del puente. [xxxix] En el mapa que se dedicaría a la hija del Conde posteriormente, se identifica un barco español defendiendo el puente en la laguna; no aparece en los relatos españoles. [xl]

Como dándolo todo por perdido, soldados y vecinos tomaron barcos y cruzaron la bahía hacia Bayamón. [xli] Mientras tanto, Pedro Pantoja tenían cerca del puerto de la ciudad el barco de Hernán Martín Rosado y Juan Díaz de Santana esperando por el gobernador, y no permitía a los que querían cruzar la bahía hacia la otra banda subir a él. [xlii]

  Los ingleses siguieron marchando una legua hacia la ciudad, sin enfrentar resistencia. Los soldados españoles, estimados en 300, se habían retirado con el gobernador, sus capitanes y Suárez Coronel al Morro. Valdés escribió posteriormente que los ingleses iban tan cansados, que con 50 soldados los hubieran podido dominar, pero no lo hicieron. [xliii] En 1599 se mencionaría que los de la compañía vieja, es decir, los 200 que había en la Isla antes de que se enviaran los 200 adicionales con el gobernador Mosquera, huyeron al monte mientras el inglés tenía a los españoles presos en el Morro. No regresarían a la ciudad hasta la llegada del gobernador Mercado. [xliv]

    El jueves, 16 de junio, en la mañana, el enemigo marchó hacia la ciudad con su gente, banderas y tambores, y la tomó; en la investigación sobre la pérdida de la Isla, esta fecha será referida como “cuando el inglés vino sobre esta Isla”. [xlv] Allí encontró carne, vino y refresco. [xlvi] El Conde repartió a los capitanes en las casas principales, “en las cuales vio 17 cuerpos de guardias con sus banderas enarboladas”, y tomó para sí las casas obispales. Los ingleses se atrincheraron en las calles principales, “dejando las casas de la trinchera adentro”, saliendo hacia el Morro con más trincheras, incluyendo una en el monasterio de Santo Domingo, “a tiro de mosquete del Morro”, y otra en la casa de Juan Ponce de León. Plantó artillería tomada a los españoles y sacada de sus navíos, con la cual “nos batió con grandiosa consideración tiempo de 14 o 15 días”. [xlvii]

            Con un tamborilero, el Conde envió mensaje al gobernador para que se rindiera, quien respondió que defendería con la vida el castillo, siguiendo las órdenes de su rey. Entonces, los ingleses se prepararon para batir el Morro. El Conde determinó no hacerlo el sábado, aunque estaban listos, por ser día de reposo, y esperó hasta el lunes (día 20 del mes para los españoles). [xlviii]

            Los españoles mataron tres hombres de un tiro de artillería, incluyendo al condestable de los artilleros ingleses. Valdés declararía que los españoles tenían suficiente artillería y munición para atacar, y así “no quedara cosa en pie, ni ellos se pudiesen atrincherar”, pero no lo hicieron. Valdés contabilizó la artillería plantada frente al Morro: ocho piezas, cuatro de ellas de bronce, tomadas en la Isla, y cuatro de hierro colado, que sacó de la nao capitana. Cumberland encontró 200 barriles de pólvora en la ciudad, y balas y carretones, los cuales utilizó durante dos días sin gastar un solo barril de la suya. [xlix]

             Juan Pérez, el mismo soldado criollo que combatió a los ingleses durante el ataque de Drake, se encontraba en la tierra adentro, cuando el capitán Pedro Suárez Coronel – el gobernador que había rechazado aquella primera invasión – lo mandó a llamar; desde el Morro, pasó a la plaza de la ciudad y a algunas casas a ver qué hacía el enemigo, que la tenía ocupada. Salió a la ciudad con Cristóbal de Gamboa a enfrentarse a uno de los capitanes y al Almirante del Conde, que estaban evaluando el reducto de Santa Elena; por ser más rápido, Pérez llegó antes, y le dio tres picazos y prendió al capitán, pero como Gamboa llegó después, se les escapó el Almirante. Aun después de ocupada la ciudad, estando preso el gobernador, Pérez dirigió esfuerzos de guerrilla, atacando y dando muerte a nueve ingleses que pasaron al ingenio de Pueblo Viejo a buscar bastimentos; de esto se quejaba el Conde en sus cenas. Pérez aceptó que, en sus vigilias, mató a un inglés en casa de Juana de Acevedo. [l] 

            Pérez pintaba a Suárez Coronel como quien verdaderamente tomó las riendas de la defensa, contrario a Mosquera, y le asigna un rol heroico; sin embargo, Suárez Coronel mismo escribió a la Corona en 1596 reclamando que tras 40 años de servicio, y su gran victoria contra Drake, no había recibido merced. No recibió ninguna gobernación tras concluir su periodo en la Isla, porque en 1598 se encontraba en ella, y en 1599 en La Española. [li]

Al gobernador se le reclamó que recibió nuevas desde Canarias sobre las intenciones del Conde veinte días antes, por lo que se pudo preparar, pero no lo hizo. [lii] Tanto el Obispo como el Menéndez de Valdés, exgobernador, le hacían recomendaciones, pero no las aceptaba, ni tomaba consejo de sus capitanes. [liii] Pudo preparar el castillo con bastimentos, que se hallaban en el puerto, y no lo hizo, haciendo pasar hambre a los refugiados. Sin embargo, Mosquera abandonó la Fortaleza, “donde fuera señora de ella (la ciudad) y de la mar, y tenía agua”, y se retiró al Morro, donde carecía de todo.

En lo que parecía una actitud de brazos caídos, negó las peticiones de diferentes soldados que querían realizar ataques en la ciudad. Entre ellos, Pérez pidió 100, porque entendía que no estaba muy fuerte el enemigo. [liv] El capitán Arán solicitó 150 hombres, que el gobernador le negó; no obstante, salió del Morro por el mar con 50 arcabuceros, se enfrentó a un capitán inglés, al cual prendió y llevó al castillo. Tras ser informado, el Conde ofreció a los que estaban adentro que lo dejasen todo, salieran solo con sus vestidos y espadas, y él le daría pasaje al gobernador y a sus soldados. [lv]

Tras quince días de asedio, [lvi] Mosquera aceptó entregar el castillo, lo que hizo el 21 de junio, apenas dos semanas después de la llegada del enemigo. [lvii] Según Delgado, la entrega fue el resultado del hambre que se sufría en el Morro, y justificó la situación señalando que el inglés había puesto lanchas en las bocas de los ríos Bayamón y el paso del cañuelo de Toa, y toda la bahía, impidiendo que les llegaran provisiones. [lviii] Sin embargo, Valdés señaló que el gobernador acababa de recibir bastimentos desde la banda de Bayamón, en dos barcos cargados de carne y casabe, a los que ordenó regresar porque quería entregar el castillo, y conseguir condiciones honrosas para la rendición. Dentro del Morro, Cumberland hallaría más adelante 30 carretas con sus bueyes, muchas pipas de vino y una fragata llena de harinas. [lix] Para Delgado, la razón para la rendición fue el temor de que los soldados españoles que se pasaron al enemigo, incluyendo un lombardero, Lorenzo Flamenco, hubiesen dado relación de la flaqueza del Morro. [lx]

            Al día siguiente de entregar el fuerte, salieron los soldados – 400 según Layfield [lxi] – Suárez Coronel y el gobernador, y fueron llevados a la Fortaleza presos, donde los tuvieron con guardas. Cubillas logró escapar y se fue al monte en busca de su mujer. [lxii] Fueron 260 personas (fuera de los soldados) las que salieron del Morro, la mayoría, enfermos y llagados. Los tuvieron 17 días en la Fortaleza; al gobernador, al capitán Lanzós y a Suárez Coronel se les dio por posada la casa del mercader Juan López Correa.

Cumberland mandó a echar bandos dando término a los vecinos que habían huido al campo para que volvieran a la ciudad en 30 días, y serían sacados de la isla. Quienes quisieran quedarse con él, serían recibidos y podrían permanecer, dándole de sus hatos y estancias carne y casabe. Por darles la libertad, los negros se pasaron a su bando, actuando como guías y espías. [lxiii] Cabe señalar que Cumberland encontró “gran cantidad de azadas, hachas, puñales, azadones, almádanas, barras, picos, cuñas, hojas de hierro y acero para poderlo hacer y municiones para guardarla muchos días, que el Rey tenía para guardia en su almacén en la dicha ciudad…”, que utilizaría para fortificarla. [lxiv]

            Según Pérez, cuando finalmente fue tomado el Morro con los soldados y vecinos, él huyó y se fue a la otra banda del puerto, y cada noche venía en una canoa y “sacaba los más españoles que podía” y los llevaba consigo. Cuando Suárez Coronel fue tomado por los ingleses para ser llevado a Inglaterra, Pérez entró con otros cuatro vecinos a la casa donde estaba y lo liberó junto a un sobrino y un criado. Según un testigo, “…con muchas demajaguas, que sirven en esta tierra de sogas, llegado que hubo a casa de López Correa, ató los palos e hizo como escalera y subió a lo alto él solo sin que las guardias que había lo sintieran, y entró en la casa donde estaba preso el dicho capitán”.

            El capitán pasó a la tierra adentro, donde juntó gente, pero el enemigo se fue “sabiendo que el dicho capitán Pedro Suárez Coronel era huido”, y se tomaba por sentado que estaba preparando un ataque con la gente que había en los montes, lo que aceleró el abandono de la isla por Cumberland. Contrario a la importancia que dio Pérez al exgobernador, Layfield, que documentó la ocupación y describió la ciudad, se refirió a Suárez Coronel, que en 1599 tenía 55 años, [lxv] como un “una fisionomía que prometía un alma honrada por causa de su edad y pocas fuerzas…viejo y enfermo”. [lxvi]

            El Conde, que comía todas las noches con Mosquera, el capitán Lanzós y con Suárez Coronel, [lxvii] mandó alistar tres navíos, acompañados de dos barcos de su armada, para enviarlos, a sus soldados y a la gente fuera de Puerto Rico, quedándose con el coronel para llevarlo a Inglaterra. Salieron el 18 de julio. [lxviii] Finalmente, dejó un grupo de personas en Cabo de Tiburón y a otras las llevó hasta Jamaica, incluyendo al sargento y alférez Francisco de la Peña, de la compañía del capitán Lanzós, que en 1599 se presentó en la corte ante el rey y relató que había sido cautivo y llevado a Inglaterra, donde lo tuvieron preso. [lxix] 

Según se especulaba, la elección de Jamaica se debía a que el Conde tenía intención de caer sobre ella en 15 días. Dejaría como fuerza de ocupación en Puerto Rico seis navíos, “de los peores”, y 500 soldados en la fuerza. Pasaría a la isla Tercera a aguardar los barcos que venían de la India, y regresaría a la reina. Entre los ingleses se especulaba que la reina mandaría a fortalecer la isla, por lo que mandarían a buscar a sus mujeres. Otros pensaban que viajarían a Cartagena. [lxx]

             Eventualmente, Cumberland abandonó la isla de Puerto Rico. Sus últimos días en la Isla fueron recogidos en una relación que hizo su capellán, John Layfield. [lxxi] No desistió de su empeño por la resistencia que encontró, porque durante el ataque, la estrategia aparente del gobernador Mosquera fue la de retirarse en cada ocasión, y tras la ocupación, sus capitanes, los vecinos, y la gente de guerra y de mar habían sido removidos de la Isla. El factor que provocó el retiro definitivo fue la epidemia de disentería que había afectado a la población local a la que hizo referencia Mosquera dos años antes, que se propagó entre sus tropas y las diezmó.

Layfield reportó que, al llegar en julio, no habían muerto más de 200 personas, pero había el doble de enfermos, sin esperanzas de recuperación, y al final, de cerca de 1,000 hombres, la mayor parte estaba muerta o enferma. [lxxii] Con una perspectiva muy diferente a la aceptada en las fuentes históricas, según Juan Pérez, Cumberland huyó ante el temor que le causó saber que Suárez Coronel andaba libre y formaría una fuerza de resistencia en la tierra adentro. [lxxiii]

            Con la Isla, también se abandonaban – por el momento – los planes de establecer una colonia para la reina Isabel, cuyos sucesores tendrán que esperar más de medio siglo para establecerse permanentemente en las grandes Antillas. [lxxiv] En palabras de uno de sus biógrafos, George Charles Williamson, Cumberland… was an able strategist, and the taking of Porto Rico was a clever display of military tactics, dictated by a man who was all the time in poor health and against great odds; and the after results in no way detracted from the skill with which the enterprise was carried out. [lxxv]

Apoderándose de los productos de la tierra que encontró, también robó del monasterio dominico los ornamentos y aderezos de la iglesia, y hasta las campanas. De la catedral, robó “todas las campanas, cerrojos, rejas, hizo pedazos los retablos, imágenes, cajones, derribó el coro, robó todo cuanto en la iglesia había, libros, ornamentos y demás cosas del culto divino”. [lxxvi] El situado se salvó porque fue llevado a los montes. [lxxvii] Las nuevas campanas no llegarían hasta 1600, una de cuatro quintales y medio y otra de cuatro arroba y media. [lxxviii]

Salió para Inglaterra el 14 de agosto de 1598, llegando el 23 de septiembre, tras parar en las Islas Azores a comprar bastimentos. [lxxix] Por su parte, Mosquera fue reemplazado por real provisión el 26 de diciembre de ese año por Alonso de Mercado, a quien se encargó su enjuiciamiento “por su culpa y negligencia en la invasión y entrega que se hizo al Conde Jorge de Cumberland”. [lxxx]

            Además de un duro golpe al orgullo español, ¿qué costo tuvo la ocupación de Puerto Rico? Para tener una referencia, en 1588 se estimó el daño que hizo Drake a la catedral de Santo Domingo dos años antes en más de 30,000 ducados. [lxxxi] Según refirió Juan Andrea Doria al rey desde Italia, por inteligencia obtenida a través de los mercaderes ingleses, Cumberland llevó por ganancia a Inglaterra 54 piezas de artillería (Layfield habla de 80), 400 cajas de azúcar, 4,000 cueros y 1,000 quintales de jengibre. La opinión de los comerciantes era que el valor de estos artículos no cubría el gasto que representó la empresa de invasión y ocupación. [lxxxii] 

Al regreso de Cumberland a Londres, un contemporáneo suyo escribió 

The Earl of Cumberland is come, with some of his ships… All they have done is to take the town and castle of Porto Rico; the Spaniards, knowing of their coming, the property had been removed. All the Earl has brought (chiefly sugar and ginger) is worth but £15,000 or £16,000, not half the charge of the setting out, besides the waste of shipping and loss of 600 men. Some find great fault with the Earl, saying he neglected present profit in hopes of greater matter. [lxxxiii]

 

Entonces, la empresa de Cumberland representó un doble fracaso para la Corona inglesa: como proyecto militar y como negocio. A Mosquera le costó un vergonzoso proceso que cercenó su carrera militar.


[i] “Relación de los sucedido a la Armada del Conde Combarlan desde que pareció en el Cabo de San Vicente hasta que tomó a Puerto Rico y la Fortaleza del Morro, dada por un soldado que se llama García de Valdés, que tomó en el dicho Cabo en un patache y lo trajeron hasta el dicho Puerto Rico, de donde lo enviaron con la demás gente a la isla de Jamaica, y de ella vino a esta ciudad de Cartagena con aviso del suceso”. Carta de Pedro de Acuña, gobernador de Cartagena. 11 VIII 1598. AGI, SF 38, R.1 N.6.

[ii] Carta de Juan Maldonado Barnuevo, gobernador de La Habana. 12 IX 1598. AGI, SD 99, R.20, N.214.

[iii] Información de Juan de Melgarejo. 1582. AGI, SD 14, N.10, fs-30v-34.  

[iv] Comisión a Alonso de Mercado, Gobernador y capitán general de San Juan de Puerto Rico, para proceder en la averiguación de la invasión, pérdida y saqueo de dicha ciudad por el corsario inglés Conde Jorge de Cumberland. 1598. ESC 133C, Pieza 4, fs. 826v-835v.

[v] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor al rey en torno al ataque sufrido en San Juan por parte de la armada del Conde de Cumberland, y solicita ayuda. 11 VIII 1598. AGI, SD 70, f.1. Reportó 20 navíos mayores y menores, echando en lanchas y barcas 7 banderas con más de 1,000 hombres. Fecha el evento en martes, 16 de junio.

[vi] “Relación de García de Valdés”, f.1. En un relato inglés, se presenta el inventario de embarcaciones inglesas: 4 navíos, 1 pinaza, 1 fragata, 2 barcazas, todas del Conde; otros 11 barcos pertenecientes a mercaderes de Londres. Dr. G.C. Williamson. George, third Earl of Cumberland (1558-1605). His Life and His Voyages a Study from Original Documents (Cambridge: Cambridge University Press, 1920), 179. archive.org/stream/georgethirdearlo00will/georgethirdearlo

    00will_djvu.txt. Capturado el 14 de abril de 2020.

[viii] “Relación de García de Valdés”, f.1.

[x] “Relación de García de Valdés”, f.1.

[xii] “Relación de García de Valdés”, f.1.

[xiii] Carta de Antonio Mosquera, gobernador de Puerto Rico. 13 VI 1597. AGI, SD 155, R.13, N.154.

[xiv] “Real Cédula”. Registro: Puerto Rico. 18 XII 1596. AGI, SD 2280, L.3, f.235.

[xv] Consulta del Consejo de Indias. 8 VII 1596. AGI, IND 744, N.19.

[xvi] Carta de Antonio Mosquera, gobernador de Puerto Rico. 13 VI 1597. AGI, SD 155, R.13, N.154.

[xvii] Caja de Puerto Rico. 1554-1573. AGI, CONT 1074, f.308v.

[xviii] timelinesandsoundtracks.blogspot.com/2019/06/red-dragon-1595-timeline.html. “Scourge of Malice or Malice Scourge or Mare Scourge was a 38-gun ship ordered by George Clifford, 3rd Earl of Cumberland. She was built and launched at Deptford Dockyard in 1595. The Earl used her as his flagship during raids on the Spanish Main, where she provided additional force to support his fleet. She was later renamed Red Dragon”.

[xix] “Relación de García de Valdés”, fs. 1-2v.

[xx] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor, f.1.  

[xxi] “Relación de lo sucedido en la ciudad de Puerto Rico y toma de ella por el Conde Comorlan, inglés, y de lo demás sucedido, según la relación que da Francisco Delgado, vecino de la dicha isla de Puerto Rico, y de otras muchas personas, es la siguiente”. Carta de Pedro de Acuña, gobernador de Cartagena. 11 VIII 1598. AGI, SF 38, R.1, N.6, f.1.

[xxii] “Relación de García de Valdés”, fs. 1-2v. El papel heroico de Sierralta es particularmente interesante, porque en 1595 el gobernador Suárez Coronel se quejó al rey por aceptarle hacer información, cuando él lo había echado de la ciudad y enviado a la Corte “porque no cumplía al servicio de Dios y de Vuestra Majestad en estas partes”; lo mismo dijo de Menéndez de Valdés. Carta de Pedro Suárez Coronel, gobernador de Puerto Rico. 19 XII 1595. AGI, SD 155, R.12, N.148, f.3.

[xxiii] En un relato inglés, la persona que lo sacó del agua, evitando que se ahogara, fue el capitán Hercules Foljambe. Williamson, George, third Earl of Cumberland, 178, 191. 

[xxiv] Hertfordshire County Council. Ref: DE/Lw/F74. Account of the 9th, 10th and 11th voyages of the Earl of Cumberland and his exploits at Porto Rico. También, Williamson, George, Third Earl of Cumberland, 183 (transcripción).

[xxv] “Relación de García de Valdés”, fs. 1-2v.

[xxvi] “Relación de Francisco Delgado”, f.1.

[xxvii] Carta de Alonso de Mercado, gobernador de Puerto Rico. 8 X 1601. AGI, SD 155, R.14, N.162.

[xxviii] Comisión a Alonso de Mercado..., f.833.

[xxix] Comisión a Alonso de Mercado..., f.829.

[xxx] “Relación de Francisco Delgado, f.1.

[xxxi] Comisión a Alonso de Mercado..., fs. 829v-830.  

[xxxii] Carta de Pedro Suárez Coronel, gobernador de Puerto Rico. 10 VIII 1596. AGI, SD 155, R.12, N.152.

[xxxiii] Comisión a Alonso de Mercado..., fs. 828v, 831v, 832.

[xxxiv] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor, fs. 1v-2.  

[xxxv] Ibíd, f.1v. 

[xxxvi] “Relación de García de Valdés”, f.1v. En el relato de Villaseñor, desde el navío se disparó una pieza, tres veces, al reducto del Boquerón.

[xxxvii] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor, f.1. Añade que, de la herida, “vino a morir en el campo”.

[xxxviii] “Relación García Valdés”, fs. 1-2v.

[xxxix] Comisión a Alonso de Mercado..., f.830v.

[xl] Williamson, George, Third Earl of Cumberland (1558-1605), 191.

[xli] “Relación de Francisco Delgado”, f.1.

[xlii] Comisión a Alonso de Mercado..., f.830v.

[xliii] “Relación de García de Valdés”, f.1v.

[xliv] Registro: Puerto Rico. 1572-1604. AGI, SD 2280, L.4, fs. 56-56v.

[xlv] Comisión a Alonso de Mercado..., f.585v.

[xlvi] “Relación de García de Valdés”, f.1v.

[xlvii] “Relación de Francisco Delgado”, f.1v.

[xlviii] Layfield, “Relación del viaje a Puerto Rico…”, 137.

[xlix] “Relación García de Valdés”, f.2.

[l] Informaciones: Juan Pérez. 1599. AGI, SD 15, N.47, fs. 1-15.

[li] Carta de Pedro Suárez Coronel, gobernador de Puerto Rico. 30 IX 1596. AGI, SD 155, R.12, N.151.

[lii] Ibíd., fs. 1-2v.

[liii] Comisión a Alonso de Mercado..., f.585.

[liv] Informaciones: Juan Pérez, f.2v.

[lv] Ibíd., fs. 1-2v.

[lvi] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor, f.2.  

[lviii] “Relación de Francisco Delgado”, f.1v.

[lix] “Relación de García de Valdés”, fs. 1-2v.

[lx] “Relación de Francisco Delgado”, f.2.

[lxi] Layfield, “Relación del viaje a Puerto Rico…”, 140.

[lxii] “Relación de García de Valdés”, fs. 1-2v.

[lxiii] “Relación de Francisco Delgado”, f.2.

[lxiv] Ibíd. 

[lxv] Informaciones: Juan Pérez, f.5v.

[lxvi] Santiago y Díaz, Documentos básicos…, 70.

[lxvii] Ibíd., f.2v. Comisión a Alonso de Mercado..., f.834.

[lxviii] Carta del licenciado Alcázar de Villaseñor, f.2. Presenta numerosas razones para responsabilizar a Mosquera de la pérdida.

[lxix] Registro: Puerto Rico. 1567-1604. AGI, SD 2280, L.3, f.264. Pedía se le pagaran sus sueldos. “Relación de Francisco Delgado”, fs. 1-2v. “Relación de García de Valdés”, f.2v.

[lxx] “Relación de García de Valdés”, f.2v.

[lxxi] Santiago y Díaz, Documentos básicos para el estudio de la historia de Puerto Rico, 69.

[lxxii] Layfield, “Relación del viaje a Puerto Rico de George Clifford, Conde de Cumberland”, 145. Williamson relata que el Conde necesitaba 500 hombres para retener la Isla, pero la época era la más insalubre del año, con lluvias y sol ardiente, que provocaron la disentería entre los soldados (ignora que ya la ciudad estaba enfrentando esta epidemia desde antes). A principios de julio, habían muerto 200 y sobre 400 estaban enfermos, la mayoría en condiciones que no podían ni subir a los barcos. George, Third Earl of Cumberland (1558-1605), 194.

[lxxiii] Informaciones: Juan Pérez, f.40.

[lxxiv] Morales Carrión, Puerto Rico y la lucha por la hegemonía en el Caribe, 48-49. En la relación de Layfield se establece que salieron el 4 de agosto, no el 14. Santiago y Díaz, Documentos básicos…, 71. En el primer cuarto del siglo XVII, tanto ingleses como franceses logran establecerse de manera permanente en las Antillas Menores, consideradas por los españoles “islas inútiles” por la ausencia de oro en ellas.

[lxxv] Williamson. George, Third Earl of Cumberland (1558-1605), 188.

[lxxvi] Carta del cabildo de la Catedral de San Juan. 30 XII 1598. AGI, SD 174, R.2, f.1.

[lxxvii] Carta de Alonso de Mercado, gobernador de Puerto Rico. 5 V 1599. AGI, SD 155, R.14 N.156, f.1.

[lxxviii] Registro del navío Santa Ana. 1600. AGI, CT 1134, N.8, f.30.

[lxxix] Morales Carrión, Puerto Rico y la lucha por la hegemonía en el Caribe, 48-49. 

[lxxx] Puerto Rico. 26 XII 1598. AGI, SD 2280, L.3, f.246. Comisiones de la gobernación de Puerto Rico. 1598 AGI, ESC 134A.

[lxxxi] Registro: isla Española. 1583-1596. AGI, SD 900, L.5, f.78.

[lxxxii] Carta de Juan Andrea Doria, príncipe de Melfi, a Felipe III, rey de España, sobre las ganancias que tuvo la armada inglesa que tomó Puerto Rico según noticias de mercaderes. 8 X 1598. AGS, EST, LEG 1429, 270.

[lxxxiii] Williamson. George, Third Earl of Cumberland (1558-1605), 205.

 
 
 

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